jueves, 20 de diciembre de 2012

Máster Inc




¿Para qué estudias la Maestría, si ya tienes tu base? Argumentaba un respetado licenciado en la dependencia donde trabajo, hace unos 4 años, cuando me decidí a estudiar un posgrado. No lo culpo. Los mexicanos tenemos niveles alarmantes de conformismo. 

Pausa. Dije: los mexicanos, así generalizado.  Y es que antes de que digan “No generalices, no somos todos así”, seguiré generalizando, pues es una mayoría alarmante que me da miedo seguir viviendo aquí. 

Volviendo al tema.  Aquí invertir 50 mil, cien mil o doscientos mil pesos en un estudio es un acto de heroísmo, pues las becas solo están limitadas para gente que va a pasear a Europa, claro, con un apellido de Pedigree de por medio. 

Por otro lado, siempre termino decepcionado del nivel educativo de México. Al estudiar la carrera, me di cuenta que cualquier pendejo puede ser profesionista. De los 80 egresados, realmente rescato a unos 10. Los demás no los contrataría ni para empleados demostrador. Pasaron de noche, no aprendieron nada. 

Al llegar al posgrado uno se encuentra con un panorama no muy diferente. “solo nos inscribimos porque en nuestra Secretaría nos pagan las colegiaturas, y hay que ejercerlo, que hueva” me comentaban unos ingenieros. “Yo solo vengo porque mi jefe me va a re-categorizar” re dice u licenciado miembro de un ayuntamiento. “Yo me inscribí, porque quiero dar clases en una escuela aunque sea privada, el chiste en jalar lana aunque no sepa nada” me remata uno de mis compañeros. Y así, argumentos como estos. Pero al final, el problema no es el motivo que te haga ir cada semana a joderte la tarde-noche del viernes y medio día del sábado, sino la convicción con el que se asiste. De esta manera se observa exposiciones más vergonzosas que un bachiller del Cobach, gente chateando durante las horas de clase, compañeros que sacan su acordeón en los exámenes… cosas de nuestro querido México.

No hay más triste que estudiar un posgrado. Aquí prepararse no sirve de nada. Aquí, solamente importa la política. En nuestro país se gana más vendiendo ropa de santa Elena. Aquí se gana más con una pistola que con estudios. 

Mi motivación nunca ha sido económica. Mis necesidades las visualizo como un medio y no como un fin. Mis allegados podrán validar mis aseveraciones. Claro, no me molesta ganar bien o tener mucho dinero, para nada. No soy ni un cerdo capitalista, ni un hippie mugriento. La justa medida.

La decisión de estudiar un posgrado, es más personal. Es querer sobresalir. Es llenar ese espacio que el ego exige a algunas personas. Y no, no se trata de presumirlo, ni de ver a la ‘perrada’ arriba del hombro. Es una necesidad: de realización, el último escalón de las necesidades de Maslow. Ese escalón que se logra después de tener cubiertas las necesidades  fisiológicas, económicas y de afecto. Ese tipo de necesidades que solamente las necesitas para ti, y para nadie más, aunque nadie en la vida se entere que estudiaste.

En esta vida no seguir estudiando es estancarse, quedarse en la mediocridad. El estudio te enseña lo que la humanidad ha logrado conocer en un área específica. Dejar de estudiar, porque se gana más de otra forma, es decir que no ha servido de nada lo que lograron los humanos que nos precedieron. 

Al final, sí vale la pena estudiarlo. ¿Lo recomiendo? Sí, y solo si se toma con seriedad y como algo personal. Nada te asegura un buen empleo con un posgrado. Lo recomiendo, dependiendo del grado de convicción con el que uno quiera estudiar. A esos niveles se tiene maestros buenos y malos maestros. Depende de cada uno profundizar y absorber a cada maestro sus mejores experiencias. No todos los días se tienen dando cátedra a doctores que han vivido en Japón estudiando calidad, no siempre puedes tener a un Doctor de Monterrey que da clase en 4 universidades, dos de ellas en Texas, y en tres idiomas. No siempre podemos estar tomando unas cervezas con unos ejecutivos de empresas transnacionales que vinieron darte unas clases. 

Después de todo, sí vale la pene tener una segunda mención honorifica en el recuerdo, que sea solo para mí, que tal vez un día les presuma y les diga, mientras no.

martes, 18 de diciembre de 2012

Imposible vivir así


Cada día me es más difícil vivir sin que pase un día sin molestarte con el comportamiento humano. ¿Qué a ustedes no les pasa? ¿A poco no sienten que vivimos en una anarquía donde cada quién hace su chingada madre? Me explico.

Siempre he sido un hombre respetuoso de las normas. Y no. No me refiere a leyes ni reglamentos, sino a las normas sociales que por sentido común cualquier persona (aunque no sepa leer ni escribir), por mero sentido común debe aplicar para vivir como seres racionales y en convivencia mutua. Pero no, cada vez nos rebasan las personas que prefieren el vale-madrismo-aquí-solo-importo-yo.

En esta semana tres sucesos han puesto en jaque mi paciencia.

Caso 1:

Día laboral. Acudo al cajero automático a retirar el dinero de la pensión de un familiar de la tercera edad, pues ya no puede hacerlo por sí mismo.  3:30 pm.  Acudo a un cajero que me queda en el paso.  Espero a que  salga un usuario. Realizo la transacción. Acudo al vehículo. ¿Cuál es mi sorpresa? que una camioneta se encuentra estorbándome el paso y no puedo salir. Vean nada más:



No, no. No tienen idea. Una camioneta se estacionó en doble fila, justo junto a mí,  a pesar que después del auto de adelante había media cuadra desocupada para poder estacionarse tranquilo. ¿Díganme si esto no es el colmo de la jodonería? Me asomo a la camioneta y unos niños con una señora me hacen seña del cajero. Trato de comportarme hasta donde mi paciencia (bien sabido por todos es voluble) me lo permite. Pasan un par de minutos. Se nota que es de las personas que no importa que lleve años usando el cajero, siempre tardará de más, como si fuera su primera vez.  Por favor, díganme si no es para encabronarse. Por favor, díganme si no exagero al pensar que 5 metros adelante pudo estacionarse estacionarse, caminar sin riesgo a rozarse su entrepierna llena de grasa, y acudir a retirar como una persona consiente lo haría.

Me acerco al vehículo, le digo al copiloto que se retire porque me estorba. Antes que me responda. Sale del cajero la tipa -conductora  gorda del vehículo. Me voltea  a ver como diciendo “fui solo unos momentos, no es para tanto”. La volteo a ver  como diciendo “muévete chingada madre antes que rompa el vidrio de tu camioneta”. Y se marcha con una sonrisa como disculpándose.

Caso 2:

Rumbo al trabajo me detengo al Oxxo que está a dos cuadros de mi casa (gracias a todos los santos), para comprar mi capuccino para disfrutar mientras paso por el malecón y escucho a Radiohead. No tardo ni dos minutos, en que salgo con mi vaso, y me encuentro con un vehículo estacionado justo atrás de mí. Algo como esto:



No-me-jodan-las-pelotas. Pfffffffff.  O sea, hay Un lugar a mi lado para estacionarse. Hay dos del otro lado del Oxxo. Es más, junto a mí hay un lugar para discapacitados. Y este cabrón se pone justo atrás de mí, y de entrada joder el cajón para discapacitados. En realidad está estorbando dos lugares. Todavía si se hubiera estacionado en el lugar para discapacitados, así ya sólo jode a uno. Pero no. El chiste es joder la mayor cantidad posible. 

La misma operación, espero un rato. Y sale un tipo con su camisa de las chivas, short y se sube triunfantemente. A poco no es para mentarle la madre. 

Lector – Oye Mussgo, debiste decirle que no debe hacer eso, que estorba. Que no lo vuelva a hacer.

Ja, ¿para qué? ¿Para que ni me conteste y me ignore? ¿Para que me mal conteste, me encabrone más,  y nos agarremos a madrazos mutamente hasta que no separen o uno salga herido? ¿Para que tome conciencia y no lo vuelva a hacer? Por favor, esa gente ya no se educa ni a madrazos. Nunca los educaron, y no se compondrán como por arte de magia. Si su capacidad intelectual no le dio para visualizar estacionarse correctamente sin estorba a nadie, simplemente no se podrá lograr nada.

El tercer caso ya ni les diré, porque ya me dio flojera hacer dibujos en Paint y porque ya saben de que se trata: una valemadrista que me hace la vida imposible.

Lo sé. Son nimiedades, pero estos casos nos sirven para medir el grado de civismo y raciocinio que tiene nuestra sociedad.

Me rindo. Luego como no quieren que los odie.

jueves, 13 de diciembre de 2012

The Pleasure Principle


Siempre he odiado las personas que no se cansan de decir una y otra vez que lo antiguo es lo mejor.  Y vamos, tienen mucha razón en ello: los carros aguantaban más en esas épocas (con pangas hechas de fierro),  la música iniciaba su auge y su expansión, la educación y los valores estaban más firmes y presentes en el mundo. Pero no por ello no se le debe dar la oportunidad a nuevas bandas, géneros y expresiones, no por ello no deben de adaptarse a las condiciones del medio, no por ello se deben encerrar en su burbuja setentera-ochentera.

Lo peor, es cuando se refieren a la música. Gente que no pasa de Metallica, Pink Floyd. No pueden ver más allá del límite. No, no se  trata de buscar quién es mejor, no se trata de ver quien fue primero. Se trata de disfrutar. Nada mejor que disfrutar la música en su momento, nada mejor que adaptarse a lo nuevo y nada mejor que disfrutar joyas pasadas. Estar dentro de un abanico donde no existe tiempo ni espacio.



Es por ello que hoy quiero hablarles de un solista que conocí hace poco: Gary numan. A mediados de los setentas, Gary Numan empezó su carrera en Inglaterra  (como casi todo lo bueno). Pionero en el electropop, maneja un estilo único, característico. 

The Pleasure Principle, fue su primer álbum como solista, quien lo situó en el mapa musical. Canciones con teclados y síntes (Linn Drum Box) como instrumento principal, sumado a ritmos contagiosos y una voz con tonadas robotizadas lo hacen verdaderamente disfrutable. 

Su look metrosexual/maniquí/muñeco le dan un tono aun más bizarro. Pruébenlo, The Pleasure Principle es para escuchar como música de fondo mientras se hace alguna otra actividad. Dénle una oportunidad.


Petardos: 4 de 5

viernes, 7 de diciembre de 2012

Cómo desaparecer por 3 semanas


No, no estuve en la cárcel. Tampoco me fui de vacaciones al extranjero. En estas últimas semanas una serie de eventos han ocupado mi atención al 100 %.  

Estar a cargo de una dependencia de manera temporal,  convertirte en papá un día inesperado, discusiones con trabajadoras sociales, obtener un grado  académico de posgrado, una segunda mención honorífica en el historial académico, compras que dejan la cuenta bancaria en niveles estresantes…todas, emociones que se mezclan y que se convierten en una inmensidad de sentimientos.

Descubrir el milagro de la vida hacen que uno se sensibilice más, que la visión del trato humano se torne en niveles inimagibles. Saber que somos un momento, un tiempo, un espacio, un recuerdo… 

Ehhh, école.. les engañé…¿qué dijeron? “este mussgo ya se volvió sentimental ahora que es papá”. Sí, como no. Pues no, bueno la verdad sí ha pasado un mundo de cosas en menos en tres semanas. Es por eso que he abandonado este blog. Pero no desesperéis, pronto regresaré con nuevas dosis de cuentos, de recomendaciones musicales, de mi próxima travesía en el vive latino, de películas y más.

Por lo pronto ya tengo en tinta mi versión de los hechos sobre una trabajadora social que se dedicó a hacerme la vida de cuadritos durante dos días, pero la pobre osó irritarme en mis 5 minutos de intolerancia. La hice llorar el último día, le dije todas sus verdades, mientras tiraba mi café en el piso y me marchaba triunfalmente.  Lo sé, mi actitud es reprochable, pero bien merecido se lo tenía la tipa.