jueves, 30 de agosto de 2012

Home Sweet Home


Una de las herramientas de Google que tienen gran utilidad, pero no tiene mucha fama es el Google Maps.  Poder ver mapas enteros cuando se viaja, hacer zoom, caminos, e incluso recorridos virtuales con el Google Street View es sumamente útil en varios sentidos, desde laborales hasta de ocio.

En una de esas, me dispuse a ver la casita en la que vivo desde hace casi un año con mi esposa, mi nidito. Me encuentro con la sorpresa que la calle aún no tiene el fraccionamiento, es más, aún tiene las viejas bardas de la fábrica de los años 70´s y 80´s. Demos  un pequeño recorrido:



En esta foto pueden observar la vista panorámica desde la esquina de lo que sería el fraccionamiento. Estimo que esas imágenes de Google tienen por lo menos unos 3 años, cuando aún la constructora no iniciaba la obra. En la foto sólo se observa el viejo edificio, muchos árboles, ahh y eso sí, la barca con el cartel de Alfredo y sus teclados “El pulpo”, que dicho sea de paso ya salió en libertad después de su secuestro (por si tenían el pendiente).



Si avanzamos un poco, se observa la vieja construcción, un portón, y algunos limoneros. Del lado derecho se encuentra la primera parte del fraccionamiento. Al fondo más bardas pintadas de los famosos bailes populares que se dan en la ciudad.



Y aquí estamos, parados en el terreno de lo que hoy en día es la casa. De esos tres limoneros, se pudo rescatar uno, el señalado. Eso gracias a que el arquitecto procura rescatar los árboles que no afecten la construcción, un amante de la naturaleza como yo. Aparte me quedó perfecto en mi jardín. Solamente lo mandé a retocar, una podadita y listo. Cada semana bajo limones indios, suficiente para mis limonadas y micheladas. Es más, tengo que regalarlos porque son demasiados. Dentro del limonero hay un nido de una pareja de tortolitas, quienes todas las tardes se paran en mi ventana, aunque no son muy bonitas, me alegra las mañanas y tardes. Eso sí, me toca lavar mi balcón pues me dejan sucio, pero puedo pagar el precio por el espectáculo. Ojalá algún día su nido tenga crías, pues solamente veo uno que otro huevo estrellado en el pasto. Por cierto, mi casa es la única con pasto y un árbol, suficiente para ser la única con áreas verdes. Al parecer mis vecinos prefieren planchas de cemento y losetas. Ojalá se asen de calor. Eso sí, no les regalaré ningún limón.



Y aquí lo tienen,  la casa.





Aunque si ponemos el limonero, y una persona que se parezca más a mí, y no ese metro sexual flacucho del diseño,  quedaría algo así:



P.D.1.-  Sí, lo sé, me parezco a Alberto del Río.
P.D. 2.- Hasta creen que les daré mi dirección. 

martes, 28 de agosto de 2012

Pídele al tiempo que vuelva




No hay nada  más preocupante de una reunión de secundaria. Si creen que exagero, pónganse en contexto: estudiar a finales de los noventa en una secundaria técnica pública.
En una época dónde no había redes sociales encontrar a los alumnos de la generación es un esfuerzo sobrehumano. Cabe señalar, que solamente  pudimos contactar a una mitad de la generación. La otra mitad supongo acabó en la cárcel o sin acceso a internet, en el mejor de los casos.

Es increíble pensar que en una ciudad tan pequeña, como Pueblo Quieto Campeche, se le pierda la pista a compañeros de la generación. Si bien en lo largo de los años me encontré a un par en la universidad, a otro par en eventos culturales y unos cuantos trabajando en el mercado o de taxista. De hecho, cuando me encontraba por azares de destino a compañeros de secundaria, tratábamos de recordar y ver qué había sucedido con la vida de los demás. Solamente contábamos a unos 4 con estudios de licenciatura, los demás ni sus luces.

Por iniciativa de un compañero ocioso, llegó el día de la reunión. En casa de uno de ellos. Solamente llegamos 6 personas, 4 hombres y 2 mujeres, irónicamente, los asistentes somos de los pocos que tenemos estudios de licenciatura, al menos.

Después de ponerse al día las tres preguntas obligadas: nivel de estudios, trabajo actual y estado civil, la reunión transcurrió con cierta reserva. Después de un par de cervezas para amenizar empezamos a recordar a compañeros que juro no recordar para nada, así como también me recuerdan sucesos que no recuerdo hayan sucedido. A recordar a aquellas peleas en el receso o atrás de los pasillos, dónde ellos aseguran me peleé una vez. Cosa que no recuerdo y creo poco probable, si consideramos que siempre fui pacífico. O  cuando prometí un beso a una amiga con la condición de que ella corrija mi examen y luego no cumplí mi palabra; o al famoso forty cuatro, quien al pasar lista en clase de inglés dijo en más de una ocasión forty cuatro en vez de forty four; o la mejor de todas: aquellas ocasión en que la maestra de química nos pidió para el día siguiente una tabla periódica de los elementos y un compañero que no escuchó bien, se aparece al día siguiente con un pedazo de tabla de madera, ja ja, aún no lo supero. Pobre, nos burlamos de él en secundaria hasta el cansancio.

Al final fue una reunión amena. Nos faltó el tiempo para platicar de más cosas. Una reunión en que uno descubre que eres el único con estudios de posgrado, que dicho de paso, alimenta el ego. Descubrir que la mayoría de las mujeres tienen hijos, otros divorciados, uno en la cárcel (es real), otros trabajando de choferes, cargadores y uno de judicial. Este último irónicamente fue el que más sufría de bullying (vaya término más marica) y abusos por parte de todos nosotros. Espero nunca toparme al judicial en el ejercicio de sus funciones.

viernes, 24 de agosto de 2012

Serie: Community

Hoy les hablaré de una serie de comedia que me ha dejado un gran sabor de boca desde los primeros capítulos, su nombre es Community. La serie no es nueva, cuenta ya con 3 temporadas en las que ha logrado perfeccionar su estilo y humor,  algunos capítulos especiales rayan en la genialidad compitiendo con otras series como The Big Bang Theory.
 
Community trata de un grupo de personas que entran una deficiente Universidad Comunitaria de Greendale y se juntan para hacer un grupo de estudio. Cada uno de ellos con distintas personalidades, edades, estereotipos, razas, etc., que tratan de adaptarse entre ellos, con el entorno y con las situaciones que son de por sí peculiares y un tanto exageradas. 
 
La esencia de Community es que en cada uno de los capítulos hay un sin número de referencias a la cultura, al cine, a la televisión, entre otras, que la vuelve una comedia sencilla pero bastante divertida, original, muy dinámica y grata, si has visto aunque sea un poco de las referencias en cuestión. Uno de los personajes más destacados es Abed Nadir de origen musulmán que sufre un desorden conocido como síndrome de Asperger que como recordarán es el que sufre Sheldon Cooper  enfocado a una obsesión por el cine y las series de ficción. Sus diálogos son muy rápidos y es fácil perderle la pista pero sin duda de lo mejor en la serie.
 
Hay capítulos excelentes como “Basic Rocket Science”, “Epidemiology”, “A Fist Full of Paintballs”, “Advanced Dungeons & Dragons” y el genial “Modern Warfare” que están muy bien realizados e ingeniosos. Si no han visto esta serie, les recomiendo que la vean les aseguro que van a pasar un buen rato. Eso sí como todas las series hay algunos capítulos muy flojos.
 
Por cierto, la pasan en Sony los domingos a las 6:30. Si la quieren ver en línea la pueden encontrar en seriesid.com
 

viernes, 17 de agosto de 2012

Mitos Culinarios



Ahora les traigo mi primera recomendación Televisa. Por azares del destino, cuando no estoy viendo History Channel o Nat Geo (mis canales favoritos) le doy un escaneo al resto de la programación: Sony, Warner, AXN, entre otros. En una de esos me detuve Travel & Living Channel (TLC) para ver dos episodios completos de mitos culinarios (Food Detectives).

¿Podemos comer 50 huevos cocidos en una sola comida? ¿Qué no se debe meter al microondas? ¿Cómo eliminar rápidamente la molestia después de comer algo picante? ¿Si nos tragamos un chicle nos durará 7 años en el estómago? Estas y otras preguntas relacionadas con la comida/cocina serán resultas por Ted Allen y su grupo de investigadores y científicos miembros de prestigiadas compañías e instituciones de investigación. Sus recreaciones, datos, modelos hacen un programa sumamente interesante. 

El formato no es novedoso, ya hemos visto esto en series anteriores como Cazadores de mitos o incluso en mecánica popular para niños. Pero el estilo veloz, rápido y preguntas ociosas es lo que lo hace interesante.

Petardos: 4 de 5

martes, 14 de agosto de 2012

Descubriendo la música II




El segundo suceso que me marcó musicalmente sucedió a inicios del año 1999. En aquel año dejaba la secundaria para ingresar a la preparatoria. Para eso ya conocía algo de música, lo que se escucha en una secundaria técnica pública (traducción: molotov y control machete).  

Todo marchaba bien hasta que aproximadamente unas 3 semanas antes de dejar la secundaria me dio un  dolor fuerte en el abdomen, un dolor insoportable, como nunca había sentido. Me encontraba en el receso junto a los talleres. Después de los estudios y consultas necesarias (particular, nunca fui al IMSS) el diagnóstico fue rápido y contundente: Apendicitis. Para esa misma noche ya me encontraba en el quirófano.  Recuerdo que tuve reposo absoluto durante varios días, al grado que solamente regresé a la secundaria a buscar mi certificado y la carta de terminación de estudios en la ceremonia de clausura.  Estuve un mes completito sin ir a la secundaria, pues el  director  le dijo a mi padre “Su hijo ya aprobó todos sus exámenes, además, siempre fue un alumno destacado, ya no es necesario que vuelva, que repose lo que quiera”. Lo único malo de ese periodo de receso,  fue que me perdí el convivio que organizó el Gobierno del Estado a los mejores promedios del Estado (o tal vez de la Ciudad, no lo recuerdo).  Se trataba de juntar a los mejores alumnos de secundaria para darles un recorrido turístico por el tranvía, para concluir con una comilona en algún lugar y ser saludado por el mismísimo gobernador Antonio González Curi, pues en aquellos años a los mejores promedios les daban un apretón de mano y no Lap Tops como ahora, aunque medias chafas, sin programas, incluso sin sistema operativo, con RAM de 1 GB y demás carencias, pero Lap Top al fin. Y sí, todo lo agendado me lo perdí, me perdí de saludar al Tony, snif. Pero ni hablar, estaba saliendo de la operación. Lo único bueno es que guardo el recorte del periódico que da fe a los merecedores del convivio, y mi cicatriz, aunque ya se pierde entre una capa de grasa y pelos.

Pues total, que mi incapacidad se cruzó con las vacaciones previas para entrar a la prepa, y tuve que pasar en cama reposado varios días, tal vez semanas,  aunque claro, ya me encontraba recuperado, pero sin ningún pendiente. Me la pasaba viendo tele sin ninguna preocupación.

En ese año, aún quedaban los restos de los mejores tiempos de Mtv, cuando aún pasaban  buenos videos musicales. Recuerdo claramente el top 5 que pasaban diario de 8 a 830 pm; recuerdo ver todas las tardes al VJ Alfredo o Arturo en su programa “Conexión” con un volcho verde; recuerdo perfectamente a Ruth en el Top 20 de los sábados; así como también los “weekends” con especiales de Metallica, Guns & Roses, Rammstein, entre otros. 

Pasar acostado viendo todo el día Mtv en sus buenos tiempos, sin duda te tiene que dejar algo bueno. Para mí significó mucho: significó agarrar gusto al rock, conocer bandas nuevas, conocer la old school y lo que empezaba a sonar, sin duda un buen año en la música. Para recordar el post donde menciono lo que sonaba en 1999 dar click aquí. Desde ese entonces nada volvió a hacer igual.

A partir de entonces, y gracias a la apendicitis, descubrí  que existe un gran mundo musical. El internet no tenía las dimensiones de hoy. Descargar música era todo un arte y conectarse desde el viejo cable de teléfono era un martirio. Todo se reducía a comprar discos y compartirlos con los amigos y conocidos a cambio de que ellos te pasen los suyos. Durante el primer año de prepa me empecé a juntar con mi primo JotaI y sus amigos, dos años mayores, para hacer los intercambios respectivos.

Después, no recuerdo cuando, pero poco después de eso, me encontraba paseando con JotaI un sábado en la noche en su Cirrus del año. El buen Gus (el que más discos originales tenía) sacó un estuche nuevo -esta banda está sonando apenas, tiene cosas interesantes- comentó. Sin saber de qué se trataba, empezó la primera canción del disco: “Asteroide” del homónimo de Zoé. PUM, a partir de eso nada volvió a hacer igual. Me encontraba viajando con aquel disco, y curiosamente era el único que no tomaba alcohol ni drogas a esa edad.

Nota: el disco homónimo de Zoé todo rayado que aún conservo es el de Gus, que me prestó y nunca lo devolví. Espero nunca lea esto y me lo reclame.



jueves, 9 de agosto de 2012

Descubriendo la música I




Hay momentos en la vida que marcan cambios o definen la conducta de uno.  En cuanto a la música, una de mis pasiones favoritas, se marcaron por dos sucesos claramente identificables.

El primero de ellos, cronológicamente, sucedió a mediados de los noventas. Yo aún era un niño pasando a la adolescencia. En esa justa edad en que uno no sabe de música. Vamos, uno no tiene un criterio definido, y sólo escucha lo que se sale a los medios, además a esa edad un niño no escucha música, las diversiones son otras.

Recuerdo asistir a la feria de san Román, aún en el paseo de los héroes. Sí esa horrible feria de pueblo que nunca me gustó, y ahora no paso pero ni de broma a calles a la redonda. En ese entonces fui con mi hermano mayor a pasear. En eso nos detuvimos en un puesto de casetes “Matatos”. Para los que tengan más de 30 años seguro sabrán a la perfección de que se trata, pero básicamente era un puesto que vendía casetes piratas grabados y mezclados, así, con todo el descaro del mundo, cuando no perseguían tanto la piratería. Mi hermano compró sus respectivos éxitos del momento cuando me dice –Escoge uno, te doy chance- .En esos momentos me llené de alegría, nada como cuando un hermano mayor comparte su dinero y te deja elegir, esos momentos que te hacen sentir bien, cuando remata diciendo –escoge uno, me falta uno para la promoción y ya no sé que pedir, apúrate-.

Sin saber que casete pedir, simplemente dije “pide ese que están escuchando, se ve bueno”. Era el número 269, no lo olvido (esos números es fácil recordar, tiene buen sistema nemotécnico, no sé por qué). “Rock es español” era el elegido.  El lado A empezaba con una voz en off…”los mexicanos desde 1930 tienen un sueño dorado, ser los campeones del mundo en el futbol”…enseguida la voz de brozo “hay no maaaa, que no va a venir tu mamá”… y enseguida la primera canción: duerme soñando del Gran Silencio. Sí lo sé, bastante naco el intro. Luego, en el casete sonaban canciones como: Monster Truck y Afroman de Plastilina Mosh, Mano Negra de Manu Chao, Andamos Armados de Control Machete, Use it or Lose it de Molotov, Afroman de Plastilina Mosh, y otros que no recuerdo con claridad pero me gustaba mucho como fobia, Gustavo Cerati y Jumbo. Ese disco lo escuchaba cada que me sentaba todas las tardes en mi escritorio a hacer tarea, como buen niño portado, con mi peinado de lado y toda la cosa.

Desde eso nada volvió a hacer igual. Descubrí un nuevo gusto, la música, aunque muchos de esos grupos realmente no escucho ahora, en su momento fue un parte aguas. 

Continuará…