Nunca he sido un ejemplo a seguir. En mi vida he pecado mucho. Sin embargo, me considero un hombre de bien. Mejor dicho, trato de hacer el bien y de vivir en armonía en la sociedad y con el prójimo. Esto se debe no a mi base religiosa, sino a mis bases de convivencia social y de sentido común (que al final de cuentas es mejor que cualquier religión).
Sin embargo mis obras de caridad son pocas. Vamos, en realidad ni se me viene una a la cabeza ahora. Pero hoy les quiero contar una gran obra de bien. Pues total resulta que llevo mi ropa a la lavandería. Eso de lavar no es lo mío y no tengo tiempo. El jueves pasado fui a recoger mi ropa que había llevado un día antes. Me la entregan planchada agrupadas en ganchos y enfundada en una bolsa de plástico. Como siempre ando a la carrera, simplemente me limito a pagar y a subirla en chinga al auto. Al llegar a casa me di cuenta que entre las camisas se encontraba una que no me pertenecía. Era una playa de manta, con detalles en azul. Como una guayabera de manga corta. Se veía bien, planchadita. Era de mi talla: M, pero mediana verdadera, no como esas de Hang Ten que la mediana es chica y la grande mediana, de hecho la extra grande mi queda, la moda emo quedó para quedarse.
Muy bien pude haberme quedado la camisa y usarla, no se veía de mucho uso. Pero mi yo interno ni lo dudo dos veces. Fui en chinga a la lavandería a devolverla. Seguro que el dueño quedará contento de saber que un buen samaritano devolvió su camisa. Llegué y le dije a la dueña/encargada que acudía a devolver la camisa que me dieron por error. “Muchas gracias joven, ya no queda mucha gente honrada hoy en día”. Me sentí muy bien, quedé como un hombre de valores ante la lavandería. “Debe ser de Luis Acuña, yo se lo entregaré cuando venga por su ropa y le hablaré de su buena acción”. Vaya, mi buena acción fue correspondida con un buen agradecimiento. Me fui a trabajar con una gran sonrisa en la tarde.
Espero que Dios haya tomado nota de mi buena acción, pues son pocas las que realizo. Me conformo con que lea mi blog y se dé cuenta que en el fondo soy buena persona. Pensándolo bien, no es difícil dejar de ser gandalla y hacer lo que nos gustaría que nos hagan.
Eso sí, pinche camisa chafísima. De haber sido una de marca por lo menos, sí me la clavaba. De verdad que se pasa ese Luis Acuña, de plano no se puede así.
2 comentarios:
no tenes que alardear de las buenas acciones que haces,si queres que Dios te note.
Querido anónimo, favor de prender tu detector de sarcasmos antes de leer el post y el blog en particular.
Soy ateo, y mi escrito era una parodia.
Saludos
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