lunes, 2 de agosto de 2010

Árbol que crece torcido...

El desprecio del hombre por el hombre

Todos tenemos noción de lo que es Estados Unidos nuestro vecino del norte, un país libre en donde se busca en ansiado "sueño americano" y en el cual todos son iguales, teniendo las mismas oportunidades de salir adelante. Muchos mexicanos han ido en busca de este sueño pasando en su gran mayoría penurias para cruzar la frontera y todo tipo discriminación o malos tratos, entre otras cosas. Sin embargo, hay algo con lo que no contaban los migrantes al irse a ese país, el racismo.

El racismo en Estados Unidos no es algo nuevo, ya en el siglo XX los indígenas eran obligados a abandonar sus culturas, idiomas y realizar trabajos forzados. Lo mismo pasó más delante con la comunidad afroamericana que los vendían como esclavos y que transcurridos los años en épocas más recientes y aún sufriendo discriminaciones encontraron una luz en Martín Luther King, que revolucionó pacíficamente el sistema político estadounidense.

El racismo hoy en día no se limita solamente a las personas de color, sino a los inmigrantes, quienes si no tienen una preparación académica que los ayude a destacarse en la sociedad, son inevitablemente víctimas de discriminación, de trabajos al margen de la ley, bajo amenaza de ser denunciados y deportados.

Ley Antiinmigrante SB 1070

Que les espera ahora a las personas que viven en el Estado de Arizona, ¿correrán el mismo destino? Si. Esta ley obligará a la policía local arrestar a inmigrantes indocumentados, sólo porque exista una "sospecha razonable",
por su puesto con el uso excesivo de la fuerza y además la subsecuente deportación. Esto creará pérdidas de empleos y empresas, rupturas familiares, un caos al recibir a los repatriados y darles vivienda o servicios en nuestro país y muchos otros problemas que ya tenemos.

Adicionalmente, el gobierno de EE.UU. ha gastado millones de dólares para erigir el muro de metal que recorre la frontera en varios estados de ese país y han desplegado un arsenal de patrulleros fronterizos, barreras físicas y vigilancia electrónica con lo que ha convertido a la frontera en una fortaleza.

Quédense con su país al cabo que ni quería, me quedaré en el mío con mi burrito y mi sombrero comiendo tacos, viendo en la tele la India María. Ya decía bien Benito Juárez: "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz."

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