“Que la tecnología móvil te acerque de los que están lejos
y no te alejen de los que están cerca”
I
Hace unos meses me ofrecieron la oportunidad de dar clase de licenciatura en una Universidad privada. No acepté por muchas razones. En primera la docencia nunca ha formado parte de mis objetivos, pues le tengo mucho respeto gracias a excelentes maestros durante mi formación. En segundo lugar la retribución económica era muy poco en comparación con el tiempo que requería para preparar las clases.
-No trates con alumnos de esa Universidad privada, mucho menos los de nuevo ingreso- Me comenta mi amigo escritor quien fungió como maestro de literatura y comunicaciones.
-Nunca hacen una tarea, nunca llegan temprano, se quejan de todo, y siempre tendrás la culpa de todo ante las autoridades universitarias- concluyó.
Con todo y las malas premisas, recorrí las instalaciones con la coordinadora e ingresé a una clase que impartía un joven profesor. En los 20 minutos que estuve atrás del salón, la mitad de los jóvenes universitarios se la pasaron escribiendo en sus black berrys y en sus iphones. Era una desesperación y una velocidad para escribir que ni las secretarias del ministerio público con su máquina mecánica pudieran igualar. La otra mitad se la pasó mirando por las ventanas para ver quienes pasaban.
Esa fue una razón importante por la cual no accedí. Me enoja de sobremanera que mientras esté exponiendo un tema, dando un curso, una plática o simplemente conversando, se la pasen escribiendo de manera autómata en los black berrys, sin siquiera fingir que me están prestando atención.
II
No estoy en contra de la tecnología. Siempre he pesando que la tecnología es una gran herramienta que facilita la vida de los usuarios, siempre y cuando sepan usar y sacar provecho de los avances de su alrededor.
Hasta el día de hoy no tengo la necesidad de tener un Black Berry. Paso de 8 a 9 horas en promedio en una oficina con acceso a internet las 24 horas, con pc propia y lap a mi disposición. En mi casa cuento con internet inalámbrico y lap top personal para mi uso. Sería sumamente ocioso y falta de vida sociable estar conectado en mis traslados o en mis ratos de ocio. Mi celular lo uso para realizar unas llamadas y mandar unos cuantos mensajes.
-No te puedes resistir a la tecnología, es lo de hoy- Me comenta el hermano menor de unos de mis amigos, en una noche de parranda.
-Cuando no ando mi BB, me siento como si estuviera desnudo, tengo que correr a mi casa por él, aunque vaya a tardar una hora mi diligencia- aseguro con un tono un tanto afeminado.
Se me ocurrió contestarle muchas respuestas, sin embargo, alegando a mi sentido común y la madurez, preferí dar un sorbo a mi cerveza mientras escuchaba de fondo el reguetón de moda.
Fingí necesitar rellenar mi vaso y preferí pasar la noche con mis amigos al fondo del patio hablando de mil historias contadas una y otra vez, mientras al fondo los jóvenes movían sus black berrys a coro de “hambre y sueño es lo que usted tiene”.
Días después, revisé el twitter por curiosidad del joven que se sentía desnudo sin su Black Berry, y simplemente twiteaba a cada rato vanalidades como “Aciendo fila para el banco, yuju” “Al fin viendo Jersey Shore” “El nuevo video de justin bibier ztá poka Mdr”.
III
-Háblale a Bertino, para ver si vendrá a jugar black jack- le comento a un conocido.
–Ni loco, me sale caro llamarle, mejor le mandaré un twitter o le mando un pin, ojalá tengamos suerte, lo revise y nos conteste- comenta Bertino.
Al final, fue más fácil hablarle y quedar de acuerdo en una llamada de 15 segundos, mientras todos mis nuevos conocidos con Black Berrys usaban el celular para todo, menos para realizar una llamada telefónica.
-Justino, es tu turno, tú sigues en el Black Jack- Le insisto a un nuevo conocido que no suelta su celular.
-Espérame tantito, ando jugando en línea un torneo de Black Jack buenísimo- exclama con voz emocionada.
Suficiente, tomé mi cajetilla de cigarros y me despedí argumentando un dolor terrible de cabeza y clases al otro día muy temprano, a pesar de haber concluido mis estudios hace unas semanas.
Pasé a buscar a un par de amigos cavernícolas como yo, mientras escuchamos mil y unas veces esas canciones de 1999 que nos hicieron rockear mientras hablamos del fracaso evidente de Manuel Lapuente, Peña Nieto, Kalimba entre otros temas de interés nacional.
IV
Suena el despertador, despierto de un estado de somnolencia muy profundo, volteo a mi buró y con gusto descubro sobre mi revista Rolling Stone mi fiel celular, el último grito de la moda: Nokia 5165.
7 comentarios:
Yo también tengo mi roquita :)
Así es Marita, mientras mis necesidades de comunicación sean básicas no cambiaré de idea.
Saludos
Independientemente del mal o bueno uso que se le de,es la tendencia ahora, guste o no a la gente.
Perdónalo Dios porque no sabe lo que dice. (Fuva) jaja.
BlackBerry va junto
Ya sabía desde el inicio que a muchos les quedaría el huarache a la medida. Apelaré de nuevo a mi sentido común y madurez.
Recc: Muy atinado tu correción. Anotado. Tu mejor aportación al blog.
Se notó.
Cuando gustes, para eso estamos.
Pues, si, hay gente que exagera, a veces me desespera ver a mi familia todo el tiempo tras el teléfono. Eso si, yo también caigo a veces en esas cosas y... twitter es lo mejor y mejor con un smartphone.
jaja,sí, suele desesperar.
Saludos
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