martes, 8 de marzo de 2011

Pintadera

¿Alguno de ustedes, lectores Campechanos, han tratado de explicar a alguien que no sea de la península, el festejo de la pintadera?

No, no, no, que cosa más complicada y vergonzoza. Y es que lo difícil no es explicarlo, si no tratar de explicar lo divertido de la fiesta popular en sí, o justificarlo.

Hace unos días le platiqué a FUVA, de León, Guanajuato, la tradicional pintadera.

Mussgo- Básicamente la el martes de pintadera la gente se reúne en las calles, en parques o espacios públicos para hacer una guerra de pintura, con globos, botes de pintura y trapos, y se empiezan a embarrar pinturas unos con otros- Le comenté.

FUVA- ¿Eso es todo?

Mussgo –mmm, no, en ocasiones un grupo o conjunto musical ameniza para hacer más ameno el lunch. Claro, la idea es tener alcohol para que sea más divertido.

Fuva- Quiero estar allí, en la llamada pintarrajeada- remató.

Mussgo-Es pintadera- corregí.

En otra ocasión un amigo de Texcoco, Estado de México (saludos a La Universidad Autónoma de Chapingo) no entendía lo divertido de la pintadera. Le traté de hacer ver que es parte de la cultura y tradiciones populares de la ciudad. En su lógica, era un festejo cruel, tonto, digno de un pueblo prehispánico, o parte de las tradiciones arcaicas como la Tomatina en Buñol, Valencia, o “La pamplonada” en Tlacotalpan, Veracruz, o de esos festejos en guerrero o Michoacán donde la gente se agarra a madrazos o cinturonazos en honor al santo patrono. Para no hacer más incómoda la conversación, opté por terminarla.

La tomatina en Buñol, Valencia

Si bien es cierto que en ocasiones el festejo se sale de control, donde grupos de jóvenes encubiertos en la pintura y tradición realizan actos vandálicos pintando autos, agrediendo a gente inofensiva, rayando casas y edificios históricos, tirando huevazos o pintura con pica pica, no podemos negar que es parte de un bagaje de nuestra cultura. Es parte de nosotros, de nuestro pueblo, de nuestros antepasados.


Pintadera de Campeche

Por cierto, los toros petates no podrían faltar. Es algo así como un toro de piñata o de cartón sobre una carretilla, el cual se la pasan moviendo y picando a la gente, mientras todos simulan movimientos de toreros mientras dan trapazos al animal de cartón. Algo sumamente divertido (sarcasmo on).


Personalmente no me gusta. Nunca he participado en los festejos, ni en los toros petates, ni en los tradicionales toldos de las colonias populares. Lo único que veo al final del día mientras voy al cine o voy a devolver mis películas, es a gente hasta la madre de borracha caminar sin rumbo, gente tirada en parqués públicos vomitada, edificios rayados, las calles sucias y llenas de pintura, y sin contar un día de inactividad comercial/industrial/laboral sin ninguna justificación. El costo - beneficio es muy alto.

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